Las 14 Reformas Estructurales impulsadas en el periodo 2012-2018 no fueron un fin en sí mismas. Han sido medios para avanzar hacia una sociedad más libre, incluyente y próspera, sustentada en una economía moderna y dinámica. Son transformaciones que:
● Amplían los derechos de las personas: como la Reforma Educativa, la nueva Ley de Amparo, el Código Nacional de Procedimientos Penales y la de Mejora Regulatoria.
● Fortalecen la productividad y competitividad de nuestra economía: como la Reforma Laboral, aprobada en el periodo de transición; la Financiera; la de Competencia Económica; la de Telecomunicaciones; la Hacendaria; la de Disciplina Financiera para las Entidades Federativas y los Municipios, y la Energética.
● Y consolidan nuestro régimen institucional: como la Reforma Política-Electoral, la Reforma Anticorrupción y la de Transparencia.
Las Reformas Estructurales partieron de un diagnóstico muy claro que identificó las principales barreras que limitaban el desarrollo del país. Las transformaciones han sentado las bases para detonar nuestro potencial y lograr un mayor crecimiento: México hoy es un destino más atractivo para la inversión.
En 2017, el estudio Hacia un México más fuerte e incluyente. Avances y desafíos de las Reformas, publicado por la OCDE, reconoce que “el Gobierno de México, bajo el liderazgo del Presidente Enrique Peña Nieto, diseñó el paquete de reformas más ambicioso que la OCDE ha presenciado en años recientes” (OCDE, Hacia un México más fuerte e incluyente. Avances y desafíos de las Reformas, diciembre, 2017, p.3).